Carolina Sweets y su pareja no son exactamente directas cuando se trata de pasar un tiempo de calidad con sus familiares. Sus escenas traviesas implican educar a su querida adolescente sobre el sexo: el papá simulando el estilo perrito y vaquera. Es su viaje como si fuera un viaje loco por el sexo en el que no involucran buceo con pelo o coño.