En nuestra habitación, mi hermanastra y yo finalmente cedimos a nuestros deseos. La tomé por detrás, su culo rebotando en mi agarre mientras la follaba duro.Ella gemía, se retorcía y llegaba al clímax, cubierta de mi semen caliente.
Era un día caluroso de verano cuando mi hermanastra finalmente decidió soltarse y ceder a sus deseos.Llevaba tiempo albergando un secreto, uno que no pude mantener por más tiempo.Había estado fantaseando con su culo apretado y redondo, y la idea de follarlo me había estado volviendo loca.En cuanto me pilló mirándome, se echó a patadas juguetonas de sus botas, dejando ver su culo delicioso e invitador.No pude resistirme más, y alcancé a tocarlo, mis dedos explorando cada grieta, cada curva.Ella gemía suavemente, su cuerpo se estremecía de placer.Empujé mi polla en su agujero apretado, y ella jadeó a la sensación.Disfruté más fuerte, mis movimientos se hicieron más intensos cuando sentí que su estrechez daba paso a mi tamaño.La follé duro, mi gran polla estirándola hasta el, hasta que finalmente me vine sobre todo su culo.Fue un espectáculo para contemplar, un testimonio de nuestro amor prohibido.